La frase «el mejor de todos los mundos posibles» (en francés: le meilleur des mondes possibles; en alemán: Die beste aller möglichen Welten) fue acuñado por el filósofo alemán Gottfried Leibniz en su obra Essais de Théodicée sur la bonté de Dieu, la liberté de l'homme et l'origine du mal (Ensayos de Teodicea sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y la Origen del mal a la sociedad ) de 1710. Escribió en su Carta a des Bosses en 1711: «si no hubiera la mejor serie posible, Dios no habría creado nada, pues no puede obrar sin una razón o preferir lo menos perfecto a lo más perfecto».[1] La afirmación de que el mundo real es el mejor de todos los mundos posibles es el argumento central en la teodicea de Leibniz, o su intento de resolver el problema del mal.
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